Narración
de mis Primeras
Experiencias
Docentes
UNIVERSIDAD
DE COSTA RICA
Sede
del Atlántico –Turrialba Campus
Experiencia
Profesional 2018
Estudiante:
Iván Cascante Ortiz
Profesora:
Hannia León
En un caparazón de incertidumbre
Ya era
mi último año en la universidad, y como era de esperarse, la incertidumbre se
convirtió en mi mejor amiga ¡no tenía una idea de que iba a pasar con mi vida!
Desde que comenzaron las vacaciones de fin de año en el 2017 mi mente ya estaba
puesta en la experiencia profesional que estaba programada para el próximo
semestre, el primero del 2018. No podía
parar de pensar en la metodología de la práctica --en ese momento la desconocía
por completo--. En algún momento pensé en adelantar trabajo, sin embargo aún no
sabía ni el nivel ni la institución ni la modalidad en la que estaría trabajando.
En fin, eran muchas las preguntas y pocas las respuestas.
Un nuevo semestre
Ya a
la altura de marzo, con el inicio de lecciones muchas dudas se me fueron
aclarando con respecto a la experiencia profesional. Ya para la tercera semana
de marzo tenía mi grupo asignado, era la 7-3 en el Colegio Académico de
Orientación Tecnológica Omar Salazar Obando, en la modalidad de inglés
conversacional. Las clases eran los viernes de 7:00 am a 11:20 am, tenía 6
lecciones para dejar mi creatividad volar y preparar una clase entretenida.
Mi
primer contacto con el grupo fue en el momento de las observaciones. Ese día
estaba nervioso y a la vez ansioso por conocer el grupo con el que estaría trabajando
en mi práctica. Previamente había consultado el aula en la que estaría la
profesora cooperadora y el grupo. Cuando llegué y vi a más de 25 estudiantes en
esa aula quería salir corriendo de ahí. Era un desorden y un escándalo
aterrador, el ruido no solo venía del aula en la que estábamos sino de las
otras aulas de al lado. Cada segundo que pasaba me daba cuenta que el reto que
tenía que enfrentar era aún mayor. Después de unos 10 minutos las profesoras
dividieron el grupo en dos y mi grupo ahora era 14 estudiantes. El reto seguía
siendo enorme pero ahora tenía la certeza de que podría dedicarle más tiempo a
cada estudiante y el proceso enseñanza-aprendizaje se daría con más fluidez.
En el
momento de la observación de mi cuenta que era un grupo muy participativo y que
había varios estudiantes que me aportarían mucho por el hecho de que se veían
muy interesados en la materia. Sin embargo, el nivel de manejo del lenguaje
parecía muy deficiente en la clase, cuestión que luego corroboré con el examen
diagnóstico en el cual solo dos de ellos obtuvieron una nota mayor de 70. Este
examen demostró que tenían ciertos problemas a la hora de conjugar el verbo “to
be” y para ellos es casi imposible crear una oración gramaticalmente correcta.
Comencemos la experiencia
Estaba
muy ansioso por comenzar la práctica y en mis planes estaba empezar justo la
semana siguiente luego de aplicar el examen diagnóstico pero mis planes se
vinieron al suelo. La siguiente semana se cancelaron las clases y, bueno,
pasaron cuatro semanas después de que apliqué el diagnóstico y aún no había
podido comenzar mi práctica como docente por muchas razones: la profesora
cooperadora tenía programada una gira, feriados, y aplicación de exámenes, etc.
Finalmente
la profesora cooperadora me informó que el grupo tendría clases la próxima
semana. Preparé el plan con mucho entusiasmo y dudas a la vez, no tenía una
idea muy clara de cuánto tiempo durarían los estudiantes en cada actividad y además,
no estaba seguro de cuál sería la mejor opción de actividad de cierre de la
clase. Por motivo de que mi grupo estaba un poco atrasado con respecto a la
otra mitad del grupo, la profesora cooperadora me cedió el grupo solo dos
lecciones, de 10:00 am a 11:20 am.
Se
llegó el día de la primera clase y estaba algo nervioso. Dichosamente la clase
transcurrió muy bien, la mayoría de los estudiantes participaron en las
actividades. Solo dos muchachos estuvieron muy distraídos y no querían realizar
los ejercicios. Yo llevaba algunos confites en el bulto y les dije que le iba
dar un confite al que terminara primero el ejercicio y ahí todo cambio, el
ejercicio se convirtió en una competencia por ganarse el confite. No siempre es
bueno premiar a los estudiantes por realizar el trabajo que se supone ellos
deben hacer, esperando a cambio nada más que el conocimiento en el lenguaje.
Sin embargo, en algunas circunstancias de clase este y otros tipos de premios
ayudan a que los estudiantes inviertan las lecciones trabajando y no solamente
distrayendo al resto del grupo como en mi caso. En la primera lección me sentí
muy cómodo ya que esperaba ser supervisado pero la profesora supervisora por
algún motivo no se presentó. Al finalizar la clase me fui con una muy buena
impresión del grupo y salí muy emocionado por que pude dar mi primera clase y
todo salió muy bien.
Estuve
muy preocupado porque la mayoría de mis compañeros estaban dando todas sus
clases mientras a mí me indicaban que nuevamente las lecciones se cancelarían.
Tan solo un mes restaba para que terminara el semestre y apenas había dado dos
lecciones, la calma llegó a medias cuando me enteré que unos compañeros estaban
con una situación igual o peor que la mía. Se nos salía completamente de
nuestras manos lo que estaba pasando y éramos conscientes de que ni nosotros ni
nadie más podía hacer nada al respecto.
La
segunda clase fue también de dos lecciones, en el papel parecía una clase muy
dinámica y entretenida. Afortunadamente así fue, los estudiantes estuvieron muy
participativos y debido a que una de las actividades impulsaba la
competitividad, la clase se desordenó un poco. Estuve muy preocupado de que la
profesora me calificara duro por el desorden pero luego ella misma me dijo que
eso era normal en ese tipo de actividades, que ellos siempre iban a competir
mucho.
Un
problema que se me ha presentado en todas las clases hasta el momento es que
una niña es muy inquieta y aparte de que siempre quiere estar fuera del aula,
ella es muy solicitada tanto por docentes como por personal administrativo.
Independientemente de las situaciones para la cual la soliciten, estas hacen
que ella se pierda más la mitad de la clase y eso se ve reflejado en el manejo
de los temas que estamos estudiando en clase.
En
general, la segunda clase fue muy provechosa y la supervisora resaltó muchas
cosas buenas que logré llevar a cabo durante la clase como por ejemplo la
creatividad en las actividades y la manera en la que expliqué los temas.
Además, la supervisora me dio algunos consejos de cómo mejorar la manera en la
que doy las instrucciones para las actividades y la manera en que distribuyo
los pupitres en el aula.
Para
la tercera clase hubo una gran confusión sobre la hora en que debía iniciar la
clase pero al final logré empezar la clase, aunque unos minutos antes de lo
esperado pero hay que tener hasta un plan “Z”. La clase estuvo un poco enredada
pero no todas las clases van a ser como uno se las espera. Debido a su bajo
nivel de conocimiento del lenguaje se me complicó a la hora de dar las
instrucciones en inglés, primero las dije (oralmente) y sus caras me lo dijeron
todo, ninguno entendió y los que entendieron no lograron atrapar la idea por
completo, por eso opté por escribirlas y hacer dibujos en la pizarra para que
las instrucciones quedaran completamente claras. Ese día tenía planeada una
actividad de “listening” y desgraciadamente no funcionó por mi culpa ya que no
expliqué con anterioridad el significado de algunas palabras y a la hora de
escuchar el audio no tenían ninguna tarea asignada. La idea era hacer preguntas
después del audio pero debí haberlas escrito en la pizarra antes de reproducir
el audio. Al final del audio les hice algunas relacionadas al audio y muy solo
una estudiante me contestó, ella si demuestra tener un mayor dominio del
lenguaje. En fin, la tercera clase no fue tan dinámica como esperaba pero me
dejó muchas enseñanzas y de nuevo me di cuenta que la distribución de la clase
no era la mejor.
Por
último, puedo decir que estas 6 lecciones me han enseñado mucho y claramente
tengo mucho que mejorar y en eso se basa la práctica docente, en nunca parar de
mejorar las estrategias de enseñanza. Aún no he terminado mi experiencia
profesional y espero que las lecciones que me faltan me enseñen aún más como
ser un mejor docente.
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